La Iglesia de San Pedro y el claustro de San Pedro el Viejo son de estilo románico. Su origen se remonta a tiempos mozárabaes, aunque algunos autores afirman que pudiera haberse contruido sobre los restos de un templo romano. Tras la reconquista de Huesca en 1096 se asentó en este templo un comunidad denedictina.
Las obras de construcción del templo se prolongaron a lo largo de los siglos XII y XIII; se dieron por terminadas cuando concluyó la construcción de la torre hexagonal que alberga la capilla de San Ponce. La planta del templo se compone de tres naves que se contruyeron a la vez junto al claustro. Sus capiteles esculpidos muestran escenas del Antiguo Testamento, junto con escenas mitológicas, orientales y ricos elementos de imaginería de la época. San Pedro el viejo fue declarado Monumento Nacional en 1885 y está ligado a la historia de los Reyes de Aragón.
En el mismo claustro se localiza la Capilla de San Bartolomé, panteón real, ya que en su interior descansan los restos de dos reyes aragoneses: Alfonso I el Batallador y Ramiro II el Monje. La tradición además relaciona la iglesia de San Pedro con la leyenda del Grial, custodiado en este templo durante cuatro siglos.